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Vas al supermercado y encuentras melones en enero, mangos durante todo el año o ciruelas fuera de temporada. Esta disponibilidad permanente no es casual: es el resultado de un modelo agroalimentario basado en la sobreproducción, la desestacionalización y la lógica del rendimiento inmediato.

Sin embargo, este modelo tiene un coste elevado: pérdida de fertilidad del suelo, incremento de emisiones, dependencia de insumos químicos y vulnerabilidad frente al cambio climático. En este contexto, la agricultura regenerativa se presenta como una alternativa viable y necesaria para garantizar la sostenibilidad del sector.

¿Qué es la agricultura regenerativa?

La agricultura regenerativa es un enfoque de producción agroalimentaria que busca restaurar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas. A diferencia de otros modelos que se limitan a no dañar, la agricultura regenerativa propone una mejora activa del entorno.

Su objetivo principal es regenerar, estimular y mantener la fertilidad de la tierra, promoviendo prácticas que imitan y colaboran con los procesos naturales.

Más allá de lo ecológico

Aunque a menudo se confunden, la agricultura regenerativa y la ecológica no son equivalentes. Mientras que la agricultura ecológica se centra en evitar el uso de químicos y conservar los recursos, la regenerativa busca mejorar los suelos degradados, aumentar la materia orgánica, recuperar el equilibrio hídrico y potenciar los ciclos biológicos del ecosistema agrícola.

El término fue acuñado por el Instituto Rodale en los años 80, como una respuesta avanzada a la agricultura industrial, y hoy se consolida como una vía de transformación profunda del sistema agroalimentario.

Principios y prácticas clave de la agricultura regenerativa

Entre las prácticas que definen la agricultura regenerativa destacan:

  • Eliminación o reducción de la labranza para conservar la estructura del suelo.
  • Mantenimiento de cubiertas vegetales durante todo el año.
  • Diversificación de cultivos y rotaciones planificadas.
  • Integración de ganadería en sistemas agrícolas.
  • Aplicación de compost y biofertilizantes.
  • Uso racional y eficiente del agua, adaptado a la topografía.
  • Exclusión de pesticidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos.

Estas prácticas se apoyan en el conocimiento científico más actualizado sobre microbiología del suelo, nutrición vegetal y gestión sostenible de recursos.

Una estrategia frente al cambio climático

Uno de los aspectos más relevantes de la agricultura regenerativa es su capacidad para mitigar y adaptarse al cambio climático. Los suelos regenerativos son más ricos en materia orgánica, lo que les permite almacenar más agua y resistir mejor sequías e inundaciones. Además, actúan como sumideros de carbono, reduciendo la concentración de CO₂ en la atmósfera.

Este modelo también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al prescindir del uso intensivo de maquinaria pesada y fertilizantes sintéticos.

Agricultura regenerativa y desarrollo rural

Más allá del impacto ambiental, la agricultura regenerativa promueve beneficios sociales y económicos. Al basarse en insumos locales y conocimientos accesibles, es replicable en pequeñas fincas sin grandes inversiones. También favorece el mantenimiento de la actividad agraria en zonas rurales, combatiendo el despoblamiento y fomentando la soberanía alimentaria.

Un suelo fértil y bien gestionado no solo produce más y mejor, sino que permite a los territorios decidir su modelo productivo sin depender de grandes corporaciones agroquímicas.

Un marco común: medir, formar, transformar

Desde el Observatorio de Sostenibilidad de Anecoop, trabajamos precisamente para facilitar esta transición. Nuestro modelo se basa en medir, evaluar y transformar datos en conocimiento accionable, permitiendo que nuestras cooperativas y empresas socias diseñen estrategias eficaces, adaptadas a su realidad y alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Pacto Verde Europeo.

Aplicamos herramientas de análisis avanzadas, ciencia de datos e inteligencia artificial para:

  • Diagnosticar el nivel de sostenibilidad actual.

  • Identificar indicadores clave y metas medibles.

  • Implementar acciones de mejora.

  • Evaluar y monitorizar los resultados con rigor técnico.

La sostenibilidad no puede improvisarse. Por eso, acompañamos cada paso con formación especializada a través del Campus de Sostenibilidad de Anecoop, que capacita a los equipos técnicos en modelos productivos regenerativos, economía circular y estrategias ESG.

¿Existe una certificación de agricultura regenerativa?

En Europa aún no existe un sello oficial, aunque en Estados Unidos ya funciona la certificación orgánica regenerativa. Este modelo contempla tres pilares: salud del suelo, bienestar animal y equidad social. Sus criterios incluyen rotación de cultivos, manejo holístico del pastoreo, ausencia de químicos y condiciones laborales justas.

Desde el Observatorio, apostamos por sistemas de evaluación verificables y auditorías independientes, que permitan garantizar que las prácticas regenerativas tienen un impacto real y trazable.

Agricultura regenerativa y transformación digital

La transformación agroalimentaria no solo pasa por la tierra, sino también por los datos. Por eso, desde el Observatorio integramos la agricultura regenerativa en un contexto más amplio de digitalización, dentro del marco de la Estrategia Europea de Datos y el Programa Nacional de Algoritmos Verdes.

El objetivo es claro: aprovechar el potencial de los datos para anticiparse a los retos climáticos y normativos, optimizar el uso de recursos y garantizar la rentabilidad a largo plazo.

El futuro será regenerativo… o no será

La agricultura regenerativa promueve un modelo más sostenible basado en la ciencia, la experiencia de quienes producen y el compromiso de quienes transforman el sistema desde dentro.

Impulsar este modelo no es tarea exclusiva del agricultor. Requiere políticas públicas, mercados que reconozcan el valor añadido de lo regenerativo, y una ciudadanía que entienda que la salud del suelo es también la suya.

Desde el Observatorio de Sostenibilidad de Anecoop seguiremos acompañando a todas las empresas y cooperativas socias que quieran participar en esta transición. Porque cuidar del suelo es cuidar del sector. Y el futuro del sistema agroalimentario depende de decisiones valientes, sostenibles y basadas en datos.

 

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